El movimiento de bienes, trabajo y capital en una economía moderna está directamente relacionado con el cambio de divisas. Para garantizar un cambio equivalente, se debe tener en cuenta el poder adquisitivo de la moneda. Esta categoría económica se basa en la relación de los niveles de precios nacionales para un conjunto homogéneo de bienes y servicios.
Como regla general, un país exportador que vende algo en el exterior cambia inmediatamente divisas, mientras que un país importador, por el contrario, necesita divisas para poder comprar bienes en otro estado. En estas condiciones, el poder adquisitivo de la moneda pasa a primer plano. Esta categoría denota la cantidad de bienes que el consumidor puede comprar en el mercado del país que emite esta moneda.
Hace medio siglo, el equivalente al intercambio era el oro. Su monto en una moneda específica fue fijado por la ley del estado. El tipo de cambio de la moneda nacional estaba determinado por el contenido del metal precioso en varias monedas.
Actualmente, el poder adquisitivo de la moneda nacional se define a través del concepto de "canasta de consumo". Por ejemplo, si dicha "canasta" cuesta 300 euros, entonces el poder adquisitivo de dicha moneda será 1/300 de la "canasta del consumidor". Si compara el poder adquisitivo de las monedas, puede obtener el precio de una unidad de una moneda en particular en las unidades monetarias de otra. La base de información para el cálculo del poder adquisitivo la proporcionan los datos sobre el nivel de precios y la estructura del gasto de los hogares en la esfera del consumo.
En la práctica, a menudo se utiliza el concepto de "paridad de monedas", lo que significa su igualdad. Esta paridad no puede establecerse arbitrariamente. Se determina comparando el poder adquisitivo de diferentes monedas, calculando cuántas unidades de una moneda se deben gastar para adquirir una cosa. Los tipos de cambio basados en la paridad del poder adquisitivo cambian tras los cambios en los precios de los productos básicos incluidos en la "canasta de consumo".
La teoría de la paridad del poder adquisitivo se basa en las teorías cuantitativas y nominalistas del dinero, que fueron iniciadas por los economistas ingleses D. Hume y D. Ricardo. En el centro de tales puntos de vista está la afirmación de que el tipo de cambio de la moneda nacional depende del valor relativo del dinero, del nivel de precios y de la cantidad de recursos financieros en circulación.
El poder adquisitivo de la moneda se tiene en cuenta al determinar la relación cuantitativa aceptada para la conversión de los ingresos en divisas que reciben las empresas de las operaciones de exportación-importación.
Como categoría económica, el poder adquisitivo de las monedas es inherente a la producción de productos básicos. Constituye la base de valor del tipo de cambio y expresa las relaciones de producción entre los productores de bienes y el mercado mundial.
La comparación de las unidades monetarias nacionales solo puede basarse en la relación de valor, que está estrechamente relacionada con los procesos de producción e intercambio de bienes. Es a través del poder adquisitivo que los productores y compradores de bienes y servicios tienen la oportunidad de comparar los precios de la moneda nacional con los precios de otros estados.
En la economía actual, el movimiento internacional de capitales está creciendo de manera constante, lo que afecta el poder adquisitivo de las monedas nacionales en relación no solo con los bienes tangibles, sino también con los activos financieros. La caída del poder adquisitivo y la caída del tipo de cambio están directamente relacionados entre sí.