La reputación es un activo intangible que juega un papel importante en el negocio de cualquier empresa. Tiene su propia expresión material y puede reflejarse en los estados financieros. Si lo reducimos a fórmulas secas, entonces es igual a la diferencia entre el valor de mercado de una empresa y el valor en libros de sus activos, excluidas las obligaciones de deuda. La reputación empresarial es todo un sistema de actitud hacia una empresa por parte de sus socios comerciales y clientes. Construir una reputación en los negocios significa aumentar la rentabilidad de la empresa.
Instrucciones
Paso 1
Un aumento de la reputación es posible con un aumento de la confianza entre la empresa y sus clientes. Al mismo tiempo, la empresa asume la responsabilidad de la calidad de los servicios prestados o de los productos manufacturados. Garantiza la veracidad y puntualidad del suministro de información relacionada con sus actividades. Con tales relaciones con clientes y clientes, las acciones de relaciones públicas de la empresa permiten aumentar el volumen de ventas, aumentar el valor de las acciones de la empresa y generar beneficios adicionales.
Paso 2
Para incrementar la reputación de la empresa, es necesario confirmar constantemente la condición de socio confiable, cumpliendo estrictamente con sus obligaciones financieras y contractuales, y siendo responsable de las mismas incluso en caso de circunstancias de farsa mayor.
Paso 3
La reputación de una empresa con socios potenciales también depende de la magnitud de sus recursos financieros y profesionales. Por lo tanto, dicha empresa presta gran atención a la selección y retención de personal que garantizan una alta calidad constante de sus servicios y bienes.
Paso 4
Todas las transacciones de una empresa que quiera mejorar su reputación comercial deben ir acompañadas de toda la información necesaria y llevarse a cabo de conformidad con los requisitos ambientales y de ética empresarial global.
Paso 5
Reconocer la existencia de una reputación empresarial requiere gestionarla en el mejor interés de la empresa. Para ello, es necesario hacerse cargo de la "gestión de la reputación", que la rastreará y monitorizará. El propósito de dicha gestión de la reputación será prevenir riesgos para la reputación y tomar decisiones que puedan dañar la imagen de la empresa y reducir su reputación.