La deflación es el proceso por el cual el índice de precios disminuye y el poder adquisitivo de la moneda nacional aumenta. En comparación con la inflación, la deflación es menos favorable y va acompañada de recesión económica y depresión.
La deflación surge de un aumento en el valor del dinero, que está asociado con un aumento en el costo de producir un bien monetario. La razón también puede ser una disminución en el valor de los bienes, que ocurre con un aumento de la productividad laboral sin cambiar el valor del dinero. La deflación puede deberse a la escasez de dinero en circulación. Este último factor, después de la abolición del patrón oro, se convirtió en el principal instrumento para la formación artificial de la deflación. En este caso, el Banco Central y el gobierno del país retiran la oferta monetaria de la circulación, tratando de reducir la tasa de inflación aumentando los impuestos, elevando la tasa de descuento, congelando e impidiendo el crecimiento de los salarios, reduciendo el gasto del presupuesto estatal, etc. En las condiciones modernas, la deflación se produce con un aumento del desempleo, una disminución de la producción y una recesión en la economía. Esto lleva a que los agentes económicos reduzcan el volumen de inversiones para colocar estos fondos al cabo de un tiempo a tasas más favorables. Este proceso se convierte en la causa de una caída adicional de la demanda, lo que aumenta la tasa de caída de los volúmenes de producción y la caída de los precios de los bienes. Otras consecuencias negativas de la deflación incluyen: una disminución de los salarios, una disminución de los préstamos bancarios, una disminución de la rentabilidad empresarial y el valor comercial, recortes de personal, etc. Algunas condiciones de deflación pueden conducir a momentos positivos y períodos de relativa prosperidad. Por lo tanto, puede ocurrir un aumento en el volumen de oferta de productos debido a la mejora de la tecnología de producción. Al comienzo de la deflación, se recomienda abstenerse de otorgar préstamos, no realizar compras importantes y ahorrar fondos adicionales. En algunos casos, tiene sentido deshacerse de los activos innecesarios antes de que pierdan valor.
