Independientemente de lo que venda, es muy importante comprender la rapidez con la que el producto se dará a conocer en el mercado y comenzará a comprarse.
Para planificar la promoción de cualquier producto en el mercado, es muy importante comprender cómo un producto vive en el mercado y cómo se comportan los consumidores hacia él en cada etapa de la existencia del producto.
Para entender esto, se forma el llamado ciclo de vida del producto, que incluye cuatro etapas: introducción del producto, su crecimiento, madurez del mercado y recesión. En la fase de implementación, pocas personas compran un producto y, a menudo, los compradores son personas que no temen algo nuevo, quieren probar algo inusual. En la fase de crecimiento, se compran más productos, y no solo por innovadores, sino también por consumidores que han reconocido el producto. La mayoría de ellos pueden convertirse en consumidores habituales del producto.
En la etapa de madurez de un producto, puede llegar al mercado masivo: aquellos a los que no les gusta correr riesgos. Finalmente, durante una recesión, los bienes se compran menos, y entre los consumidores puede haber quienes, por alguna razón, no tuvieron tiempo de comprar los bienes o tuvieron dudas sobre comprarlos. El mercado en este momento ya está saturado de bienes. A estas personas generalmente no les gustan los riesgos y requieren garantías: es importante que comprendan que el producto realmente satisfará sus necesidades.
Una característica importante para la distribución de un producto en el mercado es la difusión de la innovación. En otras palabras, para comprender el comportamiento del mercado, es importante saber qué tan rápido se difunde todo lo nuevo en el mercado. Depende de la rapidez con la que los consumidores comiencen a reconocer el producto y a comprarlo. Este proceso puede verse influenciado por varios factores, los principales son:
· Edad y otras características demográficas de los consumidores. Los jóvenes tienden a ser más innovadores.
· Cuántas personas toman la decisión de comprar un producto. Cuantas más personas, menos posibilidades hay de que las personas compren el producto primero.
· Satisfacción de una necesidad significativa. Si el producto propuesto puede ayudar a las personas a resolver el problema, es posible que tomen una decisión de compra más rápido.
· Presencia de riesgos. Sería más correcto escribir “la presencia de riesgos percibidos”. Es decir, si esta compra conlleva un riesgo grave para el consumidor, este puede negarse a comprar.
· Las ventajas que ofrece este producto. Si el consumidor puede obtener un beneficio significativo del producto, lo comprará antes.
Por lo tanto, si su producto es innovador, debe hacer un esfuerzo por comunicarlo a los consumidores para que tenga éxito en el mercado. Piense dónde y cómo puede hacerlo. Enfatice sus beneficios, díganos exactamente qué problemas ayudará a resolver, y el éxito no tardará en llegar.