La crisis financiera y las pérdidas monetarias asociadas obligaron a los ciudadanos a prestar más atención a las oportunidades que brinda la gestión de activos. Entre los clientes de las sociedades gestoras, hay quienes tienen la intención de disponer de forma competente de fondos relativamente pequeños: herencia, ahorros para pensiones.
En el mercado, puede encontrar una gran cantidad de formas de invertir dinero: desde operaciones en el mercado de divisas hasta invertir en publicidad o terminales de pago. Para preservar y aumentar el capital, es necesario encontrar los instrumentos financieros adecuados. Pero puede ser extremadamente difícil para un ciudadano común que no tiene el conocimiento y la experiencia suficientes para tomar esa decisión. Al administrar el dinero de forma independiente, el inversor medio corre el riesgo de perderlo.
La gestión fiduciaria de fondos se entiende como su transferencia a una determinada persona autorizada, que proporciona al propietario del dinero una ganancia por alguna remuneración. Los fundamentos de tales relaciones económicas se detallan en el Código Civil de la Federación de Rusia. El objeto de la gestión puede ser una variedad de tipos de propiedad: valores, empresas, algunos derechos de propiedad y, por supuesto, efectivo.
En la actualidad, cualquier monto puede transferirse a la administración de fideicomisos, no solo al capital monetario sólido. Las inversiones realizadas por las sociedades gestoras pueden ahorrar e incluso incrementar el ahorro, lo que hace que la gestión de fideicomisos sea un buen seguro contra los problemas económicos.
La gestión de efectivo puede ser activa, pasiva y mixta. Con la gestión pasiva, las inversiones se forman con la participación del cliente. La lista de inversiones depende de si el cliente está dispuesto a compartir la responsabilidad de los riesgos con la sociedad gestora. En este modo de cooperación, el administrador no tiene derecho a cambiar la composición de la inversión sin el permiso del cliente. La gestión pasiva del dinero da buenos resultados durante largos períodos de tiempo.
A corto plazo, se recurre con mayor frecuencia a estrategias activas de gestión del dinero. En este caso, la decisión de cambiar la estructura de la cartera de inversiones la toma el administrador. Al informar al cliente sobre las decisiones más importantes tomadas, tiene derecho a no notificar al propietario del dinero sobre transacciones específicas. Los riesgos en este tipo de negocios son ligeramente superiores a los de la gestión pasiva.
Los beneficios de la gestión fiduciaria son obvios. Al invertir en el mercado de forma privada, el propietario de los activos se ve obligado a estudiar de forma independiente la situación, hacer previsiones y, sobre esta base, tomar una decisión de compra de activos. Con la gestión de la confianza, todo este trabajo lo realiza un gerente calificado. El inversor solo necesita conocer primero la reputación de la empresa a la que pretende confiar sus fondos.
Otras ventajas de la cooperación con la sociedad gestora: ahorro de tiempo del inversor, enfoque individual, alta movilidad y eficiencia de la estructura de gestión. Las transacciones de dinero se pueden realizar a la primera solicitud del cliente. Un gestor experimentado puede notar las reacciones negativas del mercado antes que un inversor privado sin experiencia.
Los servicios de gestión de fideicomisos solo pueden ser proporcionados por una empresa de corretaje con licencia. Al elegir un gerente, es necesario prestar atención a intermediarios con larga experiencia en el mercado y una sólida reputación. Un inversor privado puede obtener una serie de información útil de los informes de las sociedades gestoras, que pueden encontrarse en el dominio público.