Indicadores como la presión arterial y el pulso son para los médicos las características por las que pueden sacar las primeras conclusiones sobre el estado de salud humana. Estas características dependen de cómo funciona el órgano humano más importante, el corazón, y su estado funcional depende, entre otras cosas, de la edad.
Frecuencia cardíaca y edad
La frecuencia del pulso depende de la frecuencia cardíaca que hace vibrar las paredes de las arterias. Dado que estas fluctuaciones se deben a la diferencia percibida entre la presión arterial superior e inferior, que normalmente es de unos 40 mm Hg, se puede sentir fácilmente presionando la arteria con el dedo. El punto más accesible en el que se palpa el pulso es el lado interno de la muñeca, a lo largo del cual pasa la arteria radial.
La frecuencia cardíaca es un valor variable y depende de muchos factores que desafían cualquier cálculo y fórmula complejos. La frecuencia del pulso para cada persona es diferente y no será la misma, incluso para dos personas de la misma edad en las mismas otras condiciones. Depende directamente de las características individuales del organismo, las circunstancias del lugar y la edad. Cuanto mayor es una persona, con menor frecuencia su corazón se contrae y su pulso late.
En una persona adulta promedio que no tiene problemas cardíacos, la frecuencia cardíaca en reposo es de 70 a 80 latidos por minuto. Para un recién nacido, esta cifra es normalmente de 140 latidos / min, a la edad de 1 año - 130 latidos / min. A la edad de 2 años, el pulso se ralentiza a 100 latidos / min, a la edad de 7 a latidos / min, a la edad de 14 a 80 latidos / min. En la vejez, el pulso de una persona se vuelve menos frecuente y, a los 75 años, 65-70 latidos / min pueden considerarse la norma.
Después de 60 años, debe dejar el alcohol, fumar y alimentos demasiado grasos, picantes y abundantes, que provocan un aumento de la frecuencia cardíaca y provocan un envejecimiento acelerado del cuerpo.
Controle su pulso
El criterio principal para la frecuencia del pulso a cualquier edad sigue siendo el bienestar, si no siente molestias, su corazón late a su ritmo habitual. Pero no ignore los cambios en la frecuencia cardíaca, que pueden ser síntomas de muchas afecciones médicas graves. Entonces, un aumento o disminución de su ritmo habitual puede ser un signo de enfermedad coronaria, aterosclerosis de las arterias, fibrilación auricular.
En la vejez, con enfermedad coronaria, un aumento de la frecuencia cardíaca a 85 latidos por minuto aumenta significativamente el riesgo de muerte súbita.
La monitorización constante de la frecuencia cardíaca es especialmente importante para las personas mayores, que ya tienen 70 años o más. Una disminución o aumento excesivo e irrazonable de la frecuencia cardíaca es una razón para contactar a un terapeuta o cardiólogo lo antes posible, y lo mejor de todo es que ya se tiene un electrocardiograma a mano.
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