Un gerente en una empresa o en una empresa se adhiere a algún estilo elegido de interacción con los subordinados: puede ser estricto y exigente, democrático e incluso amable con sus subordinados.
Los psicólogos distinguen tres estilos principales de liderazgo subordinado: autoritario, democrático y liberal. Al mismo tiempo, señalan que estos estilos no se pueden dividir en buenos y malos, cada estilo de gestión tiene lados positivos y negativos. Y vale la pena aplicar tal o cual principio de gestión en función de la eficiencia de los empleados, la cohesión del equipo, el tipo de actividad que se realiza. Además, los buenos directores y altos directivos combinan todo tipo de liderazgo, sin dar preferencia a ninguno. Cualquier estilo de gestión de personal puede elevar el rendimiento económico de la empresa y provocar protestas de los empleados, empeorando la situación general. El éxito de la gestión depende principalmente del comportamiento del líder mismo, su actitud hacia sus subordinados.
Estilo de gestión autoritario
Este estilo de gestión también se denomina directiva. Se caracteriza por un comportamiento duro y dominante del líder, alta exigencia y control estricto en relación con los subordinados. Todo el poder en la empresa pertenece al jefe; para tomar decisiones, puede consultar con un pequeño círculo de personas de confianza. Todos los demás empleados no pueden influir en las decisiones, incluso sobre los problemas más pequeños. En la gestión prevalece un tono dominante, los intereses de la empresa se ponen mucho más alto que los intereses de sus subordinados. En una empresa de este tipo, existe una disciplina estricta, seguida de un castigo obligatorio por las llegadas tardías, el incumplimiento del código de vestimenta y otras violaciones. Este estilo de gestión existe sobre el miedo a los subordinados, sobre el impacto psicológico en ellos, pero puede llevar a un declive en la iniciativa y responsabilidad del empleado, cuando, sin la ausencia de un control estricto, no podrá trabajar de forma independiente.
Estilo de gestión democrático
En un estilo de gestión democrático, el papel del empleado en la empresa es muy importante. El empleado es percibido como un recurso valioso que, en condiciones laborales favorables, puede aportar grandes beneficios a la empresa. Por tanto, los intereses de los empleados se tienen en cuenta en la política de gestión de la empresa. La comunicación con un estilo de liderazgo democrático se produce a través de consejos, solicitudes y deseos para los empleados, solo en casos raros se emiten órdenes. La gestión de los empleados se produce a través de la motivación y la recompensa, no la intimidación y el castigo. El gerente distribuye poderes entre sus suplentes y jefes de departamento, y ellos delegan tareas a los empleados. No existe el principio de gestión de un solo hombre, cada empleado puede hacer su propuesta a la dirección y será considerada.
Estilo de gestión liberal
Con un estilo de gestión liberal, el líder no interfiere en los asuntos del equipo y toma solo una pequeña parte en la gestión de los empleados. Tal líder no distribuye tareas y no da órdenes a los subordinados hasta que recibe directivas de arriba. No le gusta asumir responsabilidades, arriesgar su puesto o verse mal a los ojos de los empleados. Tal líder no participa en la resolución de problemas y conflictos emergentes en el equipo, deja que el trabajo siga su curso. Un estilo de gestión liberal es ideal para los empleados que están muy motivados y son autosuficientes. Pero a veces es útil aplicar elementos de este estilo en cualquier empresa, para que los empleados aborden de manera más creativa y libre la solución de algunos problemas, no descarguen la responsabilidad sobre un líder y muestren iniciativa.